Si eres como la mayoría de la gente, y te dieran a elegir entre tener que hacer una presentación frente a 200 personas y hacerte una cirugía dental, lo más posible es que escogerías la cirugía dental, ¿no es así?

Una de las razones por las cuales muchos consideran una pesadilla el hecho de hablar en público es porque piensan que sus presentaciones tienen que ser “impecables”. Pero Karen Hough sabe que derribar esos antiguos paradigmas, relajarte, ser tú mismo, e incluso cometer “errores”, te conectan con tu audiencia con mayor efectividad que si actuaras como el típico orador que se apoya en la más impecable de sus presentaciones en PowerPoint… pero permanece distante a su público.

Son los presentadores auténticos y con pasión los que se ganan a su audiencia, no los que pretenden ser perfectos. Esa es la razón por la cual en la actualidad el público cree más en los blogs que en los comerciales, y tiene más confianza en las opiniones de la gente que en los avisos publicitarios. No serás auténtico en tus presentaciones si te conformas con seguir todo un manifiesto de reglas que te limitan, te amarran y ponen a tu audiencia a dormir.

En esta obra la autora refuta más de una docena de reglas básicas de la presentación en público para ayudarte a que, cada vez que te pares frente a un auditorio, tu participación sea la más divertida y natural para las distintas clases de audiencias. Ella desmitifica conceptos arcaicos demostrándoles a sus lectores por ejemplo: ¿por qué los espejos son una pésima estrategia? ¿Por qué nunca debes finalizar una charla con una pregunta? ¿Cuál debe ser el verdadero propósito de toda presentación?, etc.

Si las presentaciones no importaran, nos comunicaríamos solo a través de mensajes escritos. Hay múltiples métodos para compartir información, pero entre más digital se vuelve este mundo actual, más anhelamos las conexiones humanas. Siguiendo los sabios e ingeniosos consejos de Karen Hough evitarás convertirte en un robot más detrás de un podio y serás un comunicador de carne y hueso, que respira, que a veces hasta comete errores, ¡pero siempre logra transmitir su mensaje con convicción, poder y pasión!.